miércoles, 29 de agosto de 2007

Pócima Nº 53: El Despertar


Palabras nuevas nacen de tu boca
colmando de frutos el espacio azul
nutriente convexo de tu vientre blando
que encastra en mis huecos para dar a luz

Envuelves mis miedos en caricias suaves
y luego en asfixias y crucificción
los matas, estrujas, los dejas sin nada
deshaces el núcleo de cada temor

Vuelcas en mi boca los sonidos nuevos
abiertos y claros de mi nueva voz
como lluvia fresca generada en bosques
alma curativa y nueva canción

Tus ritmos que mecen mi quietud intacta
arrancan estacas de mi corazón
sacuden mi calma cabeza dormida
virando anestecia en bramido y temblor

Me despiertas, firme, entre fuego y musgo
entre tierra y cielo
entre arcilla y pan
para nunca más oprimir mis alas
robada y vacía de mi libertad

Me despiertas clara
transparente, intensa
espejando aguas de transformación
y la luna danza
entre las tinieblas
desatando amarras
bendiciendo al Sol.






© 2007 by Orquídea

lunes, 27 de agosto de 2007

Pócima Nº 52: Abrazo

abro mi pecho como roca partida
el fulgor de tus labios derritiendo mis prisiones
tu lengua incandescente penetrando mis abismos
lamidos volcánicos que germinan mis simientes
giros, sudores, velos corridos
orquídeas desfloradas con tus manos húmedas
sólidez de tu presencia que calma mi alma
con tus brazos fuertes abrazando mis temblores...







© 2007 by Orquídea

viernes, 17 de agosto de 2007

Pócima Nº 51: Caos

Entre jugos y desiertos
sigo escribiendo
mirándome sin piedad en el reflejo claro de mis emociones.
El caos se ríe a carcajadas de mi ceño fruncido,
no sé cuánto he crecido ,
pero la piel anterior me queda chica
y debo salirme de ese cuerpo viejo ,
reptar como serpiente hasta encontrar mi nuevo espejo...

(gracias a todos los que me han leído, porque me están acompañando, como luciérnagas libres en mi noche oscura, marcando un pulso de vida a mi alrededor)




© 2007 by Orquídea

Pócima Nº 50: Ocaso


Ocaso de letras
llueve púrpura en mis manos
vacías de derramarse en tus ojos alejados.

Sangra toda la poesía desde mis brazos cansados
de buscarte y no encontrarte
de anhelarte y sofocarme
en un grito no gritado
en una sed aguantada
en un beso seco
que jamás se abrió
a tu boca blanda.

Te esperé sentada como una orquídea en celo
con los muslos tan abiertos
inundados de deseo,
-latiendo, pulsando, cobriza, carnosa-
y la madrugada llegó nevando sobre mi almohada.

Tanta fue la tristeza
que roí cada pared hasta quitar con mis dientes
los agujeros de tu ausencia.
Replegué mis abrazos en caracoles hundidos
(negros ,acallados, asustados y sin brillo)
Succioné del aire todos los suspiros.
Barrí el piso con la sal de mis lágrimas.
Cociné espesamente maldiciones consagradas
a la crueldad del abismo.

Vomité, lloré, me caí, me morí...
destejí mi corazón, hebra por hebra...lentamente

Todo lo que te quise decir
quedó congelado en una lengua turbia y mordida.

El invierno se adueñó de mis palabras.
Sólo soy aire helado
que vaga por el día
sin danza ni agonía.

Como vagabunda
camino ebria buscando el crepitar de tu recuerdo.
Necesito un músculo rojo ardiendo entre mis piernas,
necesito sentir el crepúsculo en mis sienes
y que la fiebre me devuelva la saliva
para poder pronunciarte,
y crear en la atmósfera el destello de tu nombre.

Aunque te vayas,
aunque me dejes,
necesito nombrarte
para curarme de ti
-que te me salgas por la boca
mientras escupo tus letras
al infinito martirio del desamor-.






© 2007 by Orquídea