I
Como un cofre próspero me abro ante tu firmeza
la luz de tus manos sabe revelar lo que está sellado
Tu dulzura única me va dilatando hasta ajar las grietas
eres El que entra a buscar aquello que estaba enterrado.
II
Desciendes sin miedo - profundísimamente- a mis cavidades
donde el mar es vientre que mece y recrea todo lo que nace:
libélulas, hijos, palomas, nodrizas, rizomas, serpientes, mapas, cálices, semillas, marineros, gitanas, parturientas, guerreros, juglares, pintores, poetas, criaturas, ancianos, arrugas, miradas, fulgores, destinos, caminos, desvíos, sonajas, melodías, silencios, hastíos, navíos, cosechas...
...y entre tantas cosas...te adentras, revuelves, y encuentras aquellos pétalos marchitos...
los tomas, los rompes entre tus dedos, los amasas, los unges con tu saliva, haces magia dentro de tus puños, soplas con tu aliento y transformas lo seco en terciopelo húmedo...
III
Entonces se encienden mis rosas de fuego,
como constelaciones de estrellas pulsantes
todo mi cuerpo tiembla
mientras tomo el riesgo de narrarte mis verdades
Como mujer renacida
despierto de mi ensueño
(No desperté por tu beso
sino por el relámpago que hizo posible el encuentro)
Rayo/Destello/Conciencia
de ser capaz de advertir tu presencia
de agradecerte,
de mirarte,
de conocerte,
y liberarte ( en silencio) de mis amarras
desatarte (para mis adentros)
soltarte
deshacer con mi fiereza cada nudo
(en secreto)
dejándote en paz
de mis agobios - desnudo-
© 2007 by Orquídea
1 comentario:
Dichoso el hombre que puede, sabe, quiere, convertir un cobre de acero en pétalos....ya no marchitos, sino de terciopelo.
Dichosa la mujer que puede, sabe, quiere, darse cuenta de la diferencia!!!!
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