Me dormí con la vibración de tu voz
latiendo en mis caderas...
Melaza pura resbalando
por mi espalda
Mi piel tan sedienta
de tus manos anchas
Kilómetros y kilómetros
entre nuestros cuerpos
Sin embargo la distancia
no impidió que me acaricies...
Agua de mujer chorreando
entre mis piernas
Tus palabras conduciéndome
hacia mis tierras vírgenes...
Como la lluvia irrigando el suelo
-así me humectaste-
modelándome a tu antojo
como arcilla blanda
Y en el vientre preñado de la madrugada
tomaste mi alma
tragándome entera
Penetrándome
Masticándome
Triturándome
hasta convertir mis miedos en polvo
Tu dulzura espesa
embistiendo -decidida-
mi Universo oscuro
Erección latiente
colmada de semillas
pulsantes por brotar
Me embriagaste con tu voz...
y me amaste como nadie
abriéndome las alas...
© 2007 by Orquídea
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