Arrodillo mi soberbia ante tu boca infinita,
me disuelvo, como azúcar, entre tus labios salados,
corono tus dientes con reverencias y flores,
y ruego por nosotras, amadoras,
para que tu lengua ácida hurgue en nuestros secretos oxidados,
devore el desamor , y lama - sin reservas- nuestro desconsuelo...
© 2007 by Orquídea
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