Manantiales de espesura
iluminaron mis noches sin alma,
bajo lunas que menguaban
y fantasmas que se desvanecían.
Dos soles me encendieron
a lengüetazos rojos...
Tres latidos cabalgaron hacia el infinito...
Cometas fértiles volcaron su luz
sobre mis pechos claros,
derramando estrellas muy blancas
sobre mi corazón hambriento...
© 2007 by Orquídea
1 comentario:
Hoy el hambre es grito generalizado...
besos, Monique.
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