Primero tu dedo
largo y ancho
entra impertinente
por entre mis piernas...
sabe,
conoce el arte de abrirme
y hacerme temblar
tocando el sagrado punto
de máximo placer.
Tu dedo acaricia mi clitoris
con círculos que alternan
suavidad y presión.
Toda mi flor se va mojando...
brotan aguas de azar
y mis caderas se encienden
con un fuego intenso, rojo, líquido.
El gozo crece y mi clítoris se erecta,
se hincha, se muestra...
Estalla de sangre...
Ahora , con tus dos manos
expandes el espacio
y separas bien mis labios
para que tu lengua
lo deguste, lama, mastique
hasta extraer su elixir
como si tuvieras un rubí
entre los dientes.
© 2007 by Orquídea
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