Sobrevuelo mis ansias
de volver a verte
de sentir tu pecho
extendido
contra el mío
pegado
encastrado
-desesperadamente
encastrado-
como queriendo
tatuarse en mis senos
atravesando las
líneas curvas de
su espesura...
...Fue la luz roja
del crepúsculo
ardiente
nuestro único testigo...
ella nos vió...y bendijo
el encuentro con
sus tules
tenues y
cobrizos
friccionándonos
como si quisiéramos
desnudarnos tanto
hasta quedar en carne
como si nuestros
corazones quisieran
asomar desde adentro
emerger
tocarse
conocerse
besarse
confesarse
los secretos
más oscuros
de ésta y de todas
las vidas
sin nada que interfiera
entre las pieles
más que un silencio profundo
que dejara destilar
el elixir completo
de nuestras exhalaciones...
-Yo te respiraría
tú me respirarías
nos respiraríamos
hasta el yermo páramo
de nuestros pulmones
y desde allí nos crecerían
las alas...-
Mis labios húmedos recuerdan
nuestra sed atragantada
de bebernos hasta el néctar...
de mordernos dulcemente
provocándonos un pequeño
y exquisito dolor
como si nos claváramos
-apenas- colmillos de oro y ébano.
La tensión de mis músculos
cuando te tragaba
dura
apretándote
y la libertad al soltarte...
en cada suspiro
sonido quebrado
ascendiendo al Cosmos
y el temblor de mis piernas
ofrenda de gozo a la humedad
negra
de la tierra...
y la liviandad de sentirme
un Ser partido
porque mi otra mitad
estaba encima mío...
diluyéndose
erectándose
entregándose
encendiéndose
definiéndose
como nunca
radiante
intenso
embiestiéndome
hasta el abismo
de mis océanos
menos explorados...
© 2007 by Orquídea
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